Los humanos somos seres curiosos por naturaleza, ya que nos atraen las cosas fuera de la rutina, fuera de lo común... Nos atrae lo extraordinario. Es por eso que para nosotros es gratificante sentarnos con nuestros amigos o familiares para hablar sobre leyendas, cuentos, anécdotas o ver películas con toques sobrenaturales, ya que ahí es donde radica nuestra curiosidad, el querer saber qué es lo que pasa después de la muerte y que repercusiones tienen los muertos en este plano.
El Halloween es para muchos la época más divertida del año ya que como lo mencione antes hacemos cosas fuera de la rutina: Nos disfrazamos, convivimos con amigos, hacemos bromas, los niños tienen dulces gratis, a quien no le gustan los dulces gratis.
Muchas veces las personas seguimos una tradición a ciegas, porque se nos inculco desde pequeños o porque hemos sido influenciados por personas o por programas de televisión y muy pocas veces indagamos sobre cuáles son las raíces de lo que celebramos. Pero tú que eres un ser curioso déjame decirte que estás en el lugar adecuado porque te traigo el verdadero origen del Halloween.
Samhain
Ya desde el siglo VI antes de Cristo los Celtas del norte de Europa celebraban el fin del año con la fiesta de Samhain la fiesta del sol, que comenzaba la noche del 31 de octubre ya que marcaba el fin del verano y de las cosechas. El colorido de los campos y el calor del sol desaparecían ante la llegada de los días de frío y oscuridad. Se creía que aquella noche el Dios de la muerte permitía a los fallecidos volver a la Tierra fomentando un ambiente de muerte y terror. La separación entre los vivos y los muertos se disolvía aquella noche y se hacía posible la comunicación entre unos y otros.
Según la religión celta las almas de algunos difuntos estaban atrapadas dentro de animales feroces y podían ser liberadas ofreciéndoles a los Dioses sacrificios de toda índole, incluso sacrificios humanos.
Aquellos desafortunados también creían que esa noche los espíritus malignos, fantasmas y otros monstruos, salían libremente para aterrorizar a los hombres, y para protegerse se hacían grandes hogueras, las cuales tuvieron su origen en los rituales sagrados de la fiesta del sol.
Otras formas de librarse de estos macabros personajes eran preparándoles alimentos y celebrando banquetes en las tumbas de sus antepasados, también montaban macabras escenografías y se disfrazaban para tratar de asemejarse a ellos y así pasar desapercibidos.
Mucho tiempo después los papas Gregorio III y Gregorio IV trataron de suplantar el Halloween por el día de todos los Santos que se celebra los días 13 de mayo y 1 de noviembre.
Desafortunadamente no todos los Celtas renunciaron a sus tradiciones paganas lo que provocó que algunos mezclaran las festividades, y en vez de recordar los buenos ejemplos y recuerdos de los antepasados, se llenaban de miedo ante las antiguas supersticiones sobre la muerte y los difuntos.
La llegada del Halloween a Estados Unidos
Algunos inmigrantes irlandeses introdujeron el Halloween en pequeñas regiones de Estados Unidos y Canadá en 1840, pero no fue hasta 1921 cuando comenzó a celebrarse masivamente hasta convertirse en parte del folklore popular.
Se le añadieron diferentes elementos paganos tomados de los diferentes grupos de inmigrantes hasta llegar a incluir la creencia de: Brujas, fantasmas, duendes, monstruos etc.
Y desde Estados Unidos Halloween se ha propagado a todo el mundo a través de sus películas y series de televisión.
El origen del "Truco o trato"
No solo los familiares difuntos cruzaban al mundo de los vivos. También los espíritus de la naturaleza se acercaban, escapando de los campos baldíos de invierno. Era importante ganarse el favor de estos espíritus y procurar no contrariarlos, para que no provocaran desgracias y especialmente para que no tomaran para sí los animales domésticos: si estos morían en invierno, se podía pensar que había sido obra de dichos espíritus hambrientos.
De ahí nació el actual "truco o trato", la costumbre de disfrazarse e ir casa por casa pidiendo dulces, que tendría su origen en las ofrendas de comida y bebida que las personas dejaban para los espíritus en las puertas de las casas.
La leyenda de Jack O´ Lantern
Según la antigua leyenda irlandesa, hace muchos siglos vivía un hombre llamado Jack "El Tacaño", un hombre borracho y manipulador.
Su mala fama era tal que despertó la curiosidad del mismísimo Diablo, quien decidió visitarle para comprobar su reputación.
Una noche esté se presentó ante Jack diciéndole que había venido a llevarse su alma. Este a pesar de estar borracho, ideó un plan y le convenció para que le permitiera tomarse la última cerveza.
El Diablo adoptó la apariencia de un hombre y lo acompaño a un bar, pero cuando llego el momento de pagar Jack dijo que no llevaba dinero y le pidió a su acompañante que se transformase en una moneda y, cuando el propietario no mirase, volviera a su forma real y se reuniera con él. El Diablo así lo hizo, pero Jack, en vez de pagar con la moneda en la que se había transformado, se la metió en el bolsillo donde llevaba un crucifijo de plata, impidiendo que el Diablo recuperara su forma.
Con el Diablo en el bolsillo, Jack le hizo prometer que si le liberaba no volvería a molestarle en diez años y así fue.
Transcurrido ese tiempo Lucifer volvió, pero Jack le pidió entonces que tomara la forma de una manzana situada en lo alto de un árbol para poder disfrutar una última comida antes de su tormento eterno.
Cuando el Diablo estaba en lo alto del árbol, Jack lanzo crucifijos a los pies del árbol para que no pudiese bajar. Este no tuvo más remedio que aceptar las exigencias de Jack, quien esta vez le hizo prometer que nunca se llevaría su alma al infierno. Harto de aquel hombre, accedió y nunca volvió por él.
Mucho tiempo después Jack murió y al llegar a las puertas de San Pedro, este le negó la entrada por su mal comportamiento en vida. De allí fue enviado al infierno, donde como consecuencia del pacto firmado con el Diablo tampoco podía entrar, y el precio por haberle engañado sería vagar eternamente sin ser admitido en ningún lugar. Como única posesión, el Diablo le entregó un farolillo fabricado con un nabo en cuyo interior ardía una brasa eterna, para que alumbrara su camino, Jack el Tacaño empezó a ser conocido como Jack el de la Linterna o "Jack of the Lantern".
Así llegó la tradición de usar nabos y más tarde calabazas para imitar el color de las ascuas del infierno que alumbran el camino a los difuntos en Halloween, y que evitan que Jack O´Lantern llame a tu puerta.